Triatlón de Juarros de Voltoya, Día 11 de mayo 2019.
Tras casi 6 meses de preparación especifica y a 15 días de Lanzarote,
el entrenador me recomendó meterme a hacer este triatlón y ahí nos fuimos toda
la familia.
En mi mente, pensaba que se iniciaba a las 17h15, por lo que
llegamos, como siempre con tiempo. Pero al poco tiempo, vimos que todos estaban
muy listos para salir y me di cuenta que la salida era a las 16h15, con la
comida todavía en la boca.
Me enfunde rápidamente el neopreno, y a los 10 minutos daban
la salida, después de 1’ de silencio por la triatleta fallecida (EPD). Seguí lo
previsto, que era salir a full los primeros metros y así lo hice. El problema
llego a los 100m cuando llegue (sin calentar) muy desfondado, y no me había quitado
a nadie. Entonces levante el ritmo, y note que el de mi derecha y el de mi
izquierda se me juntaba peligrosamente. Me puse bastante nervioso, porque entre
el sofocón y los roces, no estaba a gusto. Entonces llego la primera boya y la profundidad
del agua era de apenas 1m. Me puse de pie y anduve unos 10m que me permitieron
recentrarme, tranquilarme y coger una nueva trayectoria que me aislaba del mogollón.
La primera vuelta se hace lenta, pero la segunda ya encuentro mi sitio y nado
mas o menos a gusto.
Llega la T1, puesto 39, el pulso muy alto, y al quitarme el
neopreno, se me sube malamente el gemelo. Estoy pensando que correr con esto
subido no va a poder ser y me digo a mi mismo, que ya solo toca darlo todo en
la bici. El pulsometro a 160bpm, le empiezo a dar alegre a la bici. ¡Voy
adelantando! Vamos bien. Voy acoplado todo el rato, aunque al ir tan tumbado,
me sale algún que otros reflujos de isotónica. Sube poco a poco la media hasta
los 38,5Kms/h. En 1h me ventilo la bici, con 3 geles y llego a la T2 en posición
13, pensando en mi gemelo a ver como va a responder.
Me cambio, veo a las niñas y Ana, me dice que voy fenomenal.
Empiezo a correr y siendo sincero, no noto nada de molestia. Así que sigo
tirando. A 4:10, sigo a los 3 que tengo delante. Adelanto, pero también me
adelantan unos buenos bicharracos. La primera vuelta (5kms), no me encuentro.
Flato, piernas duras, pensando en el gemelo… Levanto el ritmo. Del kilometro 6
al 8 aprox, me noto bien y tiro. Ya falta poco, y el que esta detrás lo tengo
más o menos controlado. Solo falta la subida al pueblo (¡qué dura!) y ya veo a
mis hijas esperándome en meta. Entramos juntos, como siempre. Tardo unos
minutos en recuperarme del esfuerzo. Mi hija mayor me dice que ha contado unos
21 delante de mi, así que seré el 22.
Muchas lecciones aprendidas para Lanzarote, sobre todo,
varios errores que no me puedo permitir (equivocarme en la hora de salida,
salir fuerte del agua, tirar como un poseso del neopreno, tomar algo corriendo,…)